domingo, 21 de febrero de 2016

UMBERTO ECO Y ROBIN WOOD

Uno admira al otro, y yo admiro a ambos. Lo digo en tiempo presente porque los dos son inmortales. Ninguno morirá jamás. Robin, porque tiene toda una vida y obra por delante. Umberto porque nos ha legado un corpus pivoteado entre lo académico y el análisis de los popular. Es -lo sigue siendo- admirador de Dago. Sé que leyó el de Robin. ¿Habrá leído el mío alguna vez? Estoy seguro. Habría tanto que decir de ellos, pero no tengo más que un nudo en la garganta. Solo pretendo postear esta imagen imborrable y eterna tomada en esa casa frente al palacio sforzesco en Milán.

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