miércoles, 25 de mayo de 2011

ADIOS SEÑOR CARLOS TRILLO




Mierda. Mierda. Mierda. En el post anterior hablaba de la Señora Muerte, sin saber que apenas horas antes, el Señor Carlos Trillo nos abandonaba. Y para peor, lejos de casa.
Mierda. Ya sé que la gente se muere, pero antes, en los tiempos del Edén infantil, eso solo le ocurría a gente mayor. Recién cuando adultos jóvenes, salvo casos, comenzamos a advertir que las balas pegan cerca. En los últimos años, esa Señora se me llevó varios seres amados. Y ahora esto. No lo podía creer. El Señor Carlos Trillo era tan joven. Tenía tanto para dar.
No nos conocíamos demasiado. Es decir, él no me conocía demasiado. Cada vez que nos cruzábamos, lo saludaba esperando la pregunta de siempre: ¿y vos quién sos? Entonces se lo explicaba pacientemente y, aclaradas las identidades, comenzábamos la charla, Corta, pero interesante.
En el post anterior trataba de conjurar la imagen de la Señora Muerte a través de ciertos hechizos. Al día siguiente, cuando vi la noticia quedé desolado. El Señor Carlos Trillo se multiplicaba entre los blogs, en las lógicas e invariables necrológicas que tanto odio y termino escribiendo algo que se le parece demasiado. Los hechizos solo funcionan sobre el símbolo.
Señora Muerte, una última cosa: déjese de joder. Allá, a esta clase de hombres no la necesitan para nada. Son más útiles acá. Que le quede claro.

domingo, 8 de mayo de 2011

HOMENAJE A KHRYSE

Cuando a uno le empiezan a hacer homenajes, se mira con inquietud hacia atrás a ver cuán cerca nos sigue la muerte. Por fortuna, aún no me han hecho ninguno, aunque sí a mis personajes, que es diferente cosa.
El primero, acaso involuntario, fue a mediados de los ochenta, por parte de una banda de rock que se bautizó Crazy Jack. Aparecían en el diario los avisos de sus conciertos. No sé cómo, con Rubén Meriggi, conseguimos el teléfono de uno de los músicos y lo llamamos. El tipo negaba que se hubieran inspirado en Crazy y se mostraba reticente a nuestras emocionadas preguntas. Debe haber creído que le pedíamos porcentaje de la franquicia, por lo que la banda desapareció rápidamente de escena.
El segundo, y esto es lo que quería comentar, fue ahora nomás. Gente del Uruguay ha abierto un blog donde van subiendo uno a uno los episodios cronológicos de Khrysé, tan bien escaneados como puede permitirlo el tipo de impresión offset de Editorial Columba.
La pregunta es: ¿qué hay sobre los derechos de autor? Las leyes internacionales sobre las copias digitales que pueden bajarse de la web no son precisas al respecto. Un tribunal internacional obligó a Pirate Bay a pagar una multa de dos palos verdes por permitir y estimular el copiado de films recién estrenados. Sin embargo, cuando leemos las respuestas que Pirate Bay publica en su sitio a las demandas de compañías internacionales como Sony, por ejemplo, lo más delicado que les responden es que se metan un palo en el culo.
Lo que sí está expresamente prohibido es la venta de material copiado, aunque una escena cotidiana en nuestras calles porteñas sea la de un mantero vendiendo DVDs truchos al lado de un cana.
El de Pirate Bay y el de los otros sitios de torrents, son como el caso de http://www.khrysecomics.blogspot.com/ . En ellos se trata de compartir un bien de modo desinteresado. Y prestar o regalar no solo no está prohibido, sino que son los más sublimes gestos humanos. Es precisamente lo que ha hecho este linda gente de Uruguay. Tenían Khrysé, les gustó y necesitaban compartirlo. Me pareció una idea fantástica. La celebro y les agradezco de una manera que no puedo expresar. Desde acá les digo: continúen. Es el mejor homenaje que podrían haberle hecho a esta chica que perdí de vista, aunque la imagino con cuarenta y tantos años y retirada del negocio del espionaje internacional. Porque subirlo al ciberespacio es como erigirle un monumento. Los monumentos están hechos para ser el recuerdo de algo. Y el recuerdo es el amuleto más poderoso contra la señora Muerte.