miércoles, 1 de diciembre de 2010

DELICIOSOS ENTREMESES DE LA NOCHE DE GALA




Siempre salgo perdiendo en los cocktails. Unas veces, ya me clavé varios sanguchitos secos cuando el mozo me avisa que acabaron las vituallas, dejándome a medio camino de una buena cena. Otras, para no perdérmela, dejo pasar camarones, caviar o jabugo, imaginando irme a comer con los amigos que allí se encuentran a una parrilla, pero como todos caranchearon, nadie se prende y termino solo en una pizzería.
Pero no quería hablar de los deliciosos entremeses servidos en la gala del Premio Clarín, no. Quiero hablar de los otros, los literarios, esas obras cortas, a veces autosacramentales, pero otras, bufa profana. En la antigüedad greco romana, pasando por el medioevo, solían interpretarse en ferias, plazas, graneros; hasta que se trepan al teatro moderno como forma de mantener a la audiencia sentada entre número y número. Tuvo la versatilidad de ser absorbida por los por entonces nuevos medios de comunicación masiva, con nombre de “sketch”. Según la cultura de cada nación, fueron alargándose hasta los veinte minutos rebautizados como sitcoms. Según otras, como la nuestra, los hicieron hacer desaparecer para dar paso al show en vivo, la kermesse, los freaks y los bailando por.
La fiesta del Premio Clarín de Novela 2010 se llevó a cabo en las cómodas instalaciones del Malba. Las puertas se abrirían a las 19, pero a los finalistas nos pidieron que fuéramos quince minutos antes. Así fue como nos ubicaron en el pasillo de entrada al auditorio para que entráramos antes que el público asegurándonos un lugar después de la tercera fila, claro. Esos lugares ya habían sido previamente destinados a los invitados especiales.
El grupo de finalistas era chico y traté de individualizarlos. Departí con María Inés Krimer, quien resultaría 1ª mención; con la portadora de seudónimo Rita Cohen, autora de “El asiento vacío”; con Néstor Barrón, amigo mío que coincidentemente también había sido elegido finalista con “Jazz” y con Ergorfo R. Frot (seguramente su nombre anagramado) autor de “All Inclusive”.
Ahí nomás lo encaré presentándome y preguntándole si había sido de él la novela con la que Rosa Montero decía haberse cagado de risa durante todo un vuelo transtlántico. La pregunta no le gustó ni esto. Pero no sabía de qué gallinero venía el palo, por lo que fue cauto preguntando solo un por qué. ¡Por el humor con que fue escrita!, respondí seguro de lo que decía. Ahí se distendió y descubrí que verdaderamente era un humorista burlón que sabía hablar con ironía y seguramente escribir mejor.
Como nuestras mujeres iban a entrar después, con Néstor Barrón decidimos copar seis butacas (el iba con dos de sus hijas) y levantar las asentadores indicando su reserva. Ergorfo se había sentado detrás de mí, con quien seguíamos charlando.
De pronto, un hombre bien atildado, canoso, peinado, de saco de cuero negro, se sentó a mi lado, en la butaca correspondiente a mi mujer. Lo llamé caballero, pero también le advertí que estaba sentado en lugar ocupado.
-¿Ocupado? ¡Sí, claro! ¡Ocupado por mí!- desafió mostrando los dientes.
-Claro, -colejí- ocupado por usted. ¡Ahora! Pero cuando llegue mi mujer, se va a tener que ir. Y, precisamente, ahí viene ella.
-¡Bah! ¡No discuto con impertinentes!- ladró, y se fue caminando de costado como cangrejo, a pasitos cortos, cuidando de no tocar rodillas.
Nuestras mujeres llegaron y se sentaron. Ergorfo le tocó el hombro a la mía.
-Se ve que tu marido te quiere mucho- dijo- No sabés la prueba de amor que acaba de cometer. Rajó al dueño de Editorial Losada para hacerte sentar a vos. Acaba de anotarse una editorial menos donde publicar.
-No me importa- hice un gesto de desdén sin volverme.
-¡Pero Losada está por comprar Alfaguara! –aseguró Ergorfo seriamente.
¡Naaaa! ¡Ni ahí! –comenté ofuscado, descubriendo entonces que Ergorfo se cagaba de risa sin parar. Y me contagió, ¿qué le voy a hacer?
Dicen que nunca debés conocer al autor de tu obra preferida porque vas a llevarte una desilusión. A mi me pasó al revés, ahora que primero conocí al autor, quiero leer “All Inclusive”.





Magnífica vista del Malba la noche del 9 de noviembre

Ergorfo R.Frot y señora haciendo bromas.


¿DONDE ESTA WALLY I? Soy el pelado de saco marrón en medio del salón.


¿DONDE ESTA WALLY II? Fíjense en el costado izquierdo de la cabeza de Roa.



FIN DE DONDE ESTA WALLY. El momento de saber que el premio no era para mí.